Todas las personas experimentamos emociones a diario. Podríamos decir que el ser humano está en permanente actividad emocional; esto es, recibiendo estímulos que activan nuestros sentidos y nos conmueven. Pero estos sentimientos no son siempre positivos, especialmente en las personas mayores, dependientes y/o enfermas, propensas a caer en estados depresivos. La vida en soledad, la tristeza de haber perdido a un ser querido, algunos comportamientos obsesivos, ciertas adiciones (incluida la toma de medicamentos), actividades repetitivas y rutinas diarias, pueden generar estados de apatía generalizada, preocupación o ansiedad, que afectará muy negativamente a su estado de ánimo y a su salud.
En Alma por el contrario creemos que existen otras posibilidades para aliviar este sufrimiento, que aunque requieren de más tiempo y mayor dedicación, pueden ayudarnos a combatir con éxito su malestar. Nosotros proponemos que los cuidados integrales se centren en la persona, atendiendo realmente sus necesidades; con un trato cercano y amable, que tenga en cuenta sus gustos personales; llevando a cabo nuestros cuidados sin prisas y adaptándonos a su propio ritmo; respetando en todo momento su dignidad y sus valores, entre otras posibilidades. De esta forma, con nuestra compañía y nuestro apoyo, proporcionaremos a la persona dependiente la tranquilidad y el bienestar que requiere, tratando de evitar que surjan emociones negativas que afectarían a su salud.
Además de las actividades al aire libre, las manualidades o los juegos de mesa, leer o ver películas, los encuentros con familiares y amigos, escuchar música o bailar, será importante no olvidar sus necesidades más íntimas y atender también el ámbito espiritual de la persona que cuidamos, sea ésta creyente o no. En todos los casos, se pretende con nuestra intervención generar en la persona dependiente sensaciones y emociones positivas, gratificantes y que supongan para ella un estímulo vital.
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